Viejas Costumbres

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Abuelas cuentacuentos: ‘Aquí tu cuentas +50’, el curso de la UNAM de enseñanza a adultos mayores

Ángeles, junto con más de 100 adultos mayores, pertenece a la última generación del programa Aquí tú cuentas +50, de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, taller enfocado en formar a personas de más de 50 años como promotores de lectura y oralidad. 

Edna Rivera, reconocida en el gremio cultural como una las figuras más importantes en la promoción de la lectura en el país, fue quien creó este programa hace más de 11 años, pero tras su muerte en 2020, el proyecto lo acogió la Cátedra José Emilio Pacheco, dirigido actualmente por Imelda Martorell. 

Edna describe que uno de los grandes objetivos que hay detrás de este programa esfomentar que los adultos mayores vuelvan a ser parte activa de la sociedad

“Les damos esas herramientas para que muchos de ellos, que ya no están en ningún trabajo diario o que ya se hayan retirado, puedan volverse a insertar en la sociedad y que sigan siendo parte y compartan no solo lo que leen y lo que ven todos los días, sino sus historias. Que a través de ellos podamos mantener la historia viva la oralidad”, explica.

Narrar historias de todo el país
Desde el inicio de la entrevista, Ángeles muestra -como de hecho lo dirá más tarde- que este mundo de los libros y la narración siempre ha sido parte de ella. Lo hace porque al tomar la palabra, y casi como si estuviera a punto de presentarse ante un teatro lleno de personas, modula su voz para empezar a narrar su historia. “Soy profesora de Educación Primaria egresada de la Benemérita Nacional de Maestros y después licenciada en Pedagogía de aquí de la UNAM”, dice al explicar que incluso, desde el inicio de su carrera como maestra normalista, le tocó impartir clases a niñas y niños quienes, a su parecer, más necesitan de historias para comprender el mundo que les rodea. 

Hoy en día, dice, también pertenece a dos clubes de lectura: las Luciérnagas y Teomatzin, del Fondo de Cultura Económica, lugar donde precisamente uno de los coordinadores le habló por primera vez del programa de la UNAM

“En mi caso pertenecí a la unidad Lourdes Morán que anteriormente era El Chopo, y la dinámica era todos los viernes (por Zoom) dos horas de 11 a 1 de la tarde y la variedad de ponentes, muchísimos. Tuvimos desde maestros de Letras, gente de Artes escénicascuentacuentos”, dice emocionada. 

Para este año las sedes asumieron los nombres de tres promotores de lectura que, de hecho, fueron muy cercanos desde los orígenes del programa: Edna Rivera, Moisés Mendelewicz y Lourdes Morán, como una forma de honrar su legado.

Precisamente de estas sedes, el pasado jueves 17 de agosto, Ángeles y más de 100 personas se graduaron para unirse a los más de 2 mil egresados que lleva el programa desde su creación. 

En un inicio este curso era presencial, pero debido a la pandemia se tuvo que ajustar a las nuevas necesidades, lo que empujó a que se convirtiera en un programa virtual. 

La Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM explicó que esta modalidad ha permitido que en cada grupo se reúnan personas de distintas partes del país, como ChihuahuaDurango, Estado de México, Veracruz, Oaxaca, CampecheMonterrey, entre otros, así como de Estados Unidos, Argentina y Perú, por mencionar algunos. 

¿Qué sentiste cuando terminó todo y te dijeron ‘ya eres una cuentacuentos’?, preguntamos a Ángeles.

“Pues emoción”, dice. “Como cuando todos nosotros terminamos una actividad. En el caso de nosotros, que somos mayores de 50, nos significó mucho volver a reaprender algunas cosas, llenarnos de mayor información. Somos muy emotivos, mucho muy emotivos. Entonces llegar y ver todo preparado y la sala y pasar a recoger nuestro diploma: nos sentimos bien importantes”.

Ángeles cuenta entre lágrimas al recordar las felicitaciones de sus hijos, exalumnos, compañeros de lectura, colegas y amigas de toda su vida. 

Pero rápidamente recupera el tono de voz, como sacudiéndose las lágrimas que se quedaron atoradas en la garganta, y explica que el programa los prepara no solo para leer y narrar, sino para buscar espacios donde continuar con la promoción cultural

Por ejemplo, menciona que ahora puede organizar clubes de lectura infantil en unidades habitacionales o abrir clubes de lectura con más personas que les ayude a “resignificar nuestro actuar, nuestra vida”. 

De acuerdo con la promotora Martorell, el programa de hecho también tiene un enfoque que sirve para que después de que terminen el curso, lo adultos mayores puedan crear círculos de lecturas, salas de lectura, ir a museos, escuelas, a ferias de libros, donde puedan compartir todo lo que aprendieron en el curso. 

“Todos tenemos una historia y todos tenemos mucho que contar”

Aunque Ángeles intenta estar concentrada todo el tiempo para no olvidar detalle del taller y poder responder a las preguntas, como toda buena narradora hace pausas continuamente cuando recuerda historias que le puedan ayudar a ilustrar su historia y hacer reflexiones. 

En medio de todas esas anécdotas, se acordó que tuvo dos compañeras en el taller, abuelas ambas, que entraron al programa porque querían aprender a contarle cuentos a sus nietos y a los amigos de sus nietos. 

“Y cuando nos enseñaron las cuestiones que tiene que ver con la narración dijimos: ‘Ah, caray, o sea, de dónde aprendimos y escuchamos la primera vez sobre la narración. Lo aprendimos segurito que de nuestras mamás o de nuestras abuelas’. Que sí, muchas de nuestras abuelas eran analfabetas, pero ellas nos empezaron a dar el hilo con respecto a la narración, porque todos todos tenemos una historia y tenemos mucho que contar, o sea, aquí no hay un solo ser humano que no tenga una historia que contar’”.

Sin planearlo, Ángeles llega a un tema muy importante en la difusión cultural: el tema de género

Por ejemplo, explica que en el grupo de Tiomatzin algo que le llama mucho la atención es que son más mujeres que hombres. Lo mismo notó en la graduación y en su grupo, donde solo eran tres varones y 27 mujeres.

Datos del Módulo sobre Lectura (MOLEC) del Inegi, levantados en febrero de 2021, señala que el promedio de libros que lee la población adulta en un año es de 3.7 ejemplares. En dicha estadística se señaló que las mujeres declararon haber leído más ejemplares que los hombres. 

Pero si ustedes ven hay más escritores varones que mujeres”, reflexiona.  

Incluso Aquí tu cuentas +50 originalmente se llamaba Abuelos lectores y cuentacuentos, pero cambió de nombre para ser inclusivo en su descripción. 

¿Y si alguien quiere entrar al curso? 

“Yo les diría que adelante. Logren la inscripción, van a aprender mucho de los otros y de sí mismos. De cuáles son sus capacidades, porque hay cosas que uno no creía tener y en este diplomado uno se descubre, se autodescubre también, ponen en práctica lo que ya uno tiene, entonces terminas creciendo enormemente y la invitación a no dejar ni de leer ni de dialogar, porque eso es lo más importante … Entren, participen, de verdad que será una vivencia más que inolvidable”.

Luego de terminar la entrevista y justo antes de iniciar con la lectura de Gabriel García Marquez, Ángeles pone en práctica todo lo que aprendió en más de seis meses de clases y lo comparte sin dudarlo:  

“Una de las indicaciones que nos dieron siempre en el diplomado era que uno no puede llegar a leer así como de ya… uno tiene primero que leerlo y entonces decir: «ah, aquí hay que hacerlo de esta manera y de esta otra claro»”, dice para pedir se le permita al menos cinco minutos antes de transformarse en lo que es: una cuentacuentos

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