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La importancia de la actividad física en adultos mayores, según una prestigiosa universidad

Una alta casa de estudios inglesas dejo demostrado cómo la actividad física adecuada puede contribuir al bienestar físico y mental en personas de la tercera edad, mejorando su calidad de vida y promoviendo un envejecimiento saludable.

La calidad de vida en la tercera edad es un aspecto de vital importancia que los investigadores continúan investigando. Además de tener una alimentación saludable, la actividad física cumple un papel fundamental para permitir mejoras en la calidad de vida en adultos mayores. Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge se centró en determinar la cantidad de actividad física necesaria para reducir el dolor, la ansiedad y promover una buena salud en personas mayores de 60 años.

Durante un período de seis años, casi 1.500 adultos participaron en la investigación. Los resultados revelaron que cualquier disminución en la actividad física en adultos mayores de 60 años se asociaba con una menor calidad de vida, incluso a largo plazo. Además, se observó que un aumento del tiempo sedentario, como ver televisión o leer, estaba relacionado con una disminución de la calidad de vida.

El estudio se llevó a cabo en el marco del estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer), que involucró a más de 25.000 participantes en Norfolk, Reino Unido. Mediante cuestionarios, se asignaron puntuaciones de calidad de vida a los participantes, y se realizó un seguimiento durante casi seis años para evaluar los cambios en su comportamiento y calidad de vida.

Una vez seleccionados, los participantes recibieron una puntuación entre 0 (peor calidad de vida) y 1 (mejor) en función de sus respuestas a un cuestionario. Las puntuaciones más bajas en calidad de vida están relacionadas con un mayor riesgo de hospitalización, peores resultados tras la hospitalización y muerte prematura, según el estudio.

Además, los participantes fueron sometidos a un seguimiento promedio de casi seis años para observar los cambios en su comportamiento y calidad de vida, al principio y al final de la investigación. Los resultados del estudio se publican en Health and Quality of Life Outcomes.

Al final del estudio, tanto hombres como mujeres habían realizado de media unos 24 minutos menos de actividad física moderada a vigorosa al día que cuando empezaron, seis años antes. Al mismo tiempo, el tiempo total de sedentarismo aumentó una media de unos 33 minutos al día en el caso de los hombres y de unos 38 minutos al día en el de las mujeres.

Los individuos que realizaban más actividad física de moderada a vigorosa y pasaban menos tiempo sedentarios en su primera evaluación tenían una mayor calidad de vida más adelante, incluso si ya no practicaban ejercicio el mismo tiempo. Una hora diaria de actividad física se asoció a una puntuación de calidad de vida 0,02 más alta.

Para situar los resultados en un contexto clínico, una mejora de 0,1 puntos en las puntuaciones de calidad de vida se ha asociado anteriormente a una reducción del 6,9% en la mortalidad prematura y del 4,2% en el riesgo de hospitalización.

Por otro lado, por cada minuto diario menos de actividad física moderada a vigorosa medido seis años después de la primera evaluación, las puntuaciones de calidad de vida descendieron 0,03 puntos. Esto significa que, si una persona que dedicara 15 minutos menos al día a este tipo de actividad, habría visto disminuir su puntuación en 0,45.

El aumento de las conductas sedentarias también se asoció a una peor calidad de vida: un descenso de la puntuación de 0,012 por cada minuto diario de aumento del tiempo total de sedentarismo seis años después de la primera medición. Esto significa que una persona que pasara 15 minutos más al día sentada habría visto descender su puntuación en 0,18. Esto es, más del 7% de aumento de la mortalidad.

Mantenerse activo y limitar (y, si es posible, interrumpir) el tiempo que se pasa sentado es muy importante en cualquier etapa de la vida. Esto parece especialmente importante en la tercera edad, ya que puede mejorar considerablemente la calidad de vida y el bienestar físico y mental”, concluye el doctor Dharani Yerrakalva, del Departamento de Salud Pública y Atención Primaria de la Universidad de Cambridge y autor principal del estudio.

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