La piel y los ojos son más secos y sensibles en la tercera edad, empeorando los síntomas asociados a las alergias
Aunque hay algunas alergias que afectan durante todo el año, como las intolerancias alimenticias o la alergia al polvo, otras son estacionales. Especialmente en primavera, las alergias proliferan empeorando la calidad de vida de quienes las padecen. Picores en la piel, moqueo, tos, irritación ocular, cansancio por el efecto de los antihistamínicos… los síntomas son verdaderamente molestos.
Si bien hay personas que tienen alergia desde una edad muy temprana, cualquiera puede desarrollar una o varias nuevas a lo largo de su vida. Esto incluye también, por supuesto, a las personas mayores. En la tercera edad somos más sensibles ante estas reacciones por diferentes motivos y también hay que prestar especial cuidado para paliar los síntomas de las alergias.
Las alergias en las personas mayores
En la tercera edad sufrimos ciertas condiciones que aumentan nuestra posibilidad de desarrollar una alergia, así como agravar los síntomas de esta. Por ejemplo, nuestra piel y nuestros ojos están más secos y sensibles. Por eso es frecuente tener alergias cutáneas, sufrir especialmente irritaciones, o sarpullidos.
En los ojos, se agravan la sequedad o picazón ocular, conjuntivitis alérgicas y lagrimeos. En cuanto a otros síntomas asociados a las alergias, como la tos o la congestión nasal, pueden complicarse en personas con problemas respiratorios.
A ello hay que añadir que el sistema inmunológico de las personas mayores puede estar debilitado, lo cual complica la lucha del cuerpo frente a los agentes alérgenos. En consecuencia, los síntomas se agravan y hay una mayor falta de energía. Pueden sentirse más cansados y apáticos a consecuencia de las alergias.
Por otro lado, es habitual que una persona mayor tenga que tomar varios medicamentos para su salud. A menudo esto puede traer consigo una reacción alérgica a un determinado fármaco. O bien puede suceder que la medicación para la alergia sea incompatible con otro tratamiento que se esté siguiendo en ese momento. Además, normalmente los antihistamínicos entrañan cierto efecto sedante o descongestionante y esto puede ser peligroso en algunas personas mayores con otros problemas subyacentes.
En consecuencia, es importante que una persona mayor que padezca alguna alergia consulte con su médico la compatibilidad de sus diferentes medicaciones. También resulta beneficioso que descansen adecuadamente y sigan una dieta equilibrada, a fin de mantener fuerte su sistema inmunológico.
Finalmente, hay que prestar especial cuidado ante la aparición de cualquier síntoma o indicio que anuncie la posibilidad de una nueva alergia o intolerancia desconocida hasta ese momento. Por ejemplo, reacciones a un determinado fármaco, a un producto de cuidado personal o algún alimento.
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